Día 5. Nueva York; Central Park y musical en Broadway.

5 de Octubre de 2013 (Sábado)


Cuando preparé las rutas pensé en este como un día “más relajado” en medio de los itinerarios que había preparado por la ciudad, lo que no sabía eran las dimensiones de Central Park, y que caminamos tanto como en días anteriores para conocer a fondo el parque más famoso de New York.


Lo más recomendable es visitar Central Park en fin de semana para ver más ambiente en el parque, la mayoría lo hace el domingo combinando la visita con Harlem, pero supongo que sin profundizar mucho en este último barrio, o yendo en pleno verano cuando los días son más largos y las horas de luz cunden mucho. Nosotros al día siguiente pasamos toda la mañana en Harlem (comiendo también allí) y si esa misma tarde hubiésemos tenido que ver Central Park apenas podríamos haber recorrido una pequeña parte del parque.


Empezamos el día cogiendo el metro hasta la 59 St y entrando por el sur a Central Park hasta llegar a The Pond, uno de los muchos lagos del parque. Fue lo primero que vimos y la verdad es que nos pareció una de las zonas más bonitas de Central Park.

The Pond


Desde allí seguimos la ruta hacia Sheep Meadows, pasando por el famoso Carrusel de Central Park.

Desde Sheep Meadows se pueden ver las típicas imágenes que todos conocemos de Central Park, una gran extensión de césped alrededor de la cual se alzan los grandes edificios de la Gran Manzana. Una gran pradera que a diario utilizan newyorkinos y turistas para descansar, relajarse, comer o tomar el Sol si el tiempo acompaña.



Y donde otros aprovechan para hacer deporte. El baseball es sin duda el preferido de los habitantes de la city, y es fácil encontrar gente jugando en esta zona…

Sheep Meadows; Baseball en Central Park

Subiendo por Central Park West llegamos a otro de los lugares de visita obligada en el parque, Strawberry Fields, o lo que es lo mismo, un jardín en el que se encuentra el famoso mosaico de “Imagine” dedicado a la memoria de John Lennon. Las hojas del otoño que ya empezaban a caer en Central Park cubrían ya parte de esta zona del parque…

Strawberry Fields

Y justo en frente de esta zona, se encuentran también los Apartamentos del Edificio Dakota donde en el año 1980 fue asesinado John Lennon.

Dakota Building

Desde allí nos dirigimos a otro de los puntos más famosos y conocidos de Central Park, Beteshda Fountain, una de las esculturas más grandes de NY. Cuando llegas te parece haber estado ya allí antes pues el lugar en el que se encuentra ha sido en multitud de ocasiones escenario de películas y series de televisión. 

Beteshda Fountain


Como íbamos a pasar buena parte del día en Central Park decidimos comer allí mismo, y que mejor lugar para hacerlo que The Loeb Boathouse. Intenté realizar la reserva a través de Opentable, pero me encontré con la sorpresa de que las reservas no estaban disponibles para los brunchs de los sábados y domingos, así que no nos quedó más remedio que ir sin reserva y, como habíamos previsto, tener que esperar algo mas de una hora para que nos diesen mesa.


El sitio es precioso sin duda, y las vistas desde las mesas al lago lo dicen todo… Aunque no tengáis pensado comer aquí (muy recomendable), no dejéis de pasar por este sitio para visitarlo porque merece muchísimo la pena!

The Boathouse

Después de comer y de disfrutar un rato del Sol en Central Park, decidimos continuar con nuestra ruta por el parque. Tuvimos suerte y hasta este día el tiempo nos acompañó con días soleados y más de 30 grados.

 

Nos acercamos a ver la famosa escultura Alice in Wonderland y el lago situado junto a esta, Conservatory Water, creado para la navegación de pequeños veleros dirigidos a distancia.

Conservatory Water

Y llegamos por fin a otro de los puntos de visita obligada en Central Park, el Belvedere Castle. El castillo está situado en el punto de mayor altura del parque, y para mí lo mejor del sitio, a parte de poder ver el precioso castillo, son las vistas que encuentras del parque newyorkino.

Vistas de Central Park desde Belvedere Castle

Desde allí hasta The Reservoir (el mayor lago de Central Park) hay un paseo pasando por The Great Lawn. Nosotros volvimos bajando por la Quinta Avenida hacia el MET donde teníamos intención de entrar al menos para hacer algunas fotografías de las vistas de Central Park desde la terraza de la última planta. Lo que no pensé cuando preparé el itinerario fue en la posición del Sol por la tarde y en que ir a esa hora no era lo más recomendable para sacar esas fotografías (mucho mejor por la mañana).

Estuvimos un rato sentados en las escaleras del MET decidiendo si entrar o no a recorrer un poco el museo. Al final decidimos no hacerlo, era ya bastante tarde y antes de las 20,00h teníamos que estar en el Broadway Theatre para ver el musical de Cinderella, para el que había reservado entradas, y aún nos quedaba un buen paseo para llegar hasta Times Square.

Volvimos paseando de nuevo por el parque ya al atardecer.


Las dimensiones de este son enormes, nosotros estuvimos casi siete horas allí, incluyendo el tiempo que pasamos comiendo y descansando al Sol, y no lo recorrimos completamente, nos quedó pendiente la zona norte más allá de The Reservoir. Una buena opción si no se dispone de tiempo para verlo a pie es alquilar bicicletas, aunque no está permitido circular con ellas por algunos lugares.


Sobre las 19,00 llegamos a Times Square y aprovechamos para hacer algunas compras antes de entrar al Musical.

 

A las 19,30 abrieron las puertas del Bradway Theatre y media hora después comenzó el musical más bonito que he visto nunca, Cinderella (Cenicienta).

No puedo explicar con palabras lo que me gustó estar allí; la música, la puesta en escena, las luces, la historia, las voces, todo fue perfecto y me encantó de verdad. Y eso que escogí este musical un poco por casualidad buscando una historia que fuese fácil de seguir y en la que no nos viésemos muy perdidos con nuestro no muy alto nivel de inglés. Lo recomiendo muchísimo y es otra de las cosas que más recuerdo de nuestro viaje. Este mismo año habíamos estado en Madrid viendo El Rey León con lo que el listón estaba muy alto, y puedo decir que en mi opinión Cinderella lo superó.

Cinderella en Broadway

Y dos horas después, el tiempo que duró este precioso musical, comenzó nuestra odisea, encontrar sitio para cenar esta noche. Era sábado y estábamos en Times Square, así que como nos imaginábamos no iba ser fácil encontrar mesa en alguno de los restaurantes que teníamos pensado visitar.

La primera opción fue ir a The View Marriot Marquis, había oido hablar de este restaurante giratorio situado en el Hotel Marriot de Times Square, y aunque había leido que era bastante caro decidimos acercarnos hasta allí. Cuando llegamos nos encontramos una cola bastante larga solo para acceder al ascensor que te lleva hasta la última planta donde se encuentra la terraza giratoria. Estuvimos esperando mas de media hora en una cola que no avanzaba nada, llena de parejas, y en la que cada vez que llegaba un grupo de tres o mas personas eran amablemente invitados a subir directamente sin esperar al piso superior, mientras las parejas que allí estábamos nos quedábamos una y otra vez a la espera de que aquello avanzase al menos unos metros. De verdad, una vergüenza de organización la que nos encontramos. Y viendo la tomadura de pelo que nos estaban haciendo pasar, después de treinta minutos esperando para nada decidimos marcharnos de allí bastante enfadados.

Y nos dirigimos a la que era nuestra segunda opción, el Hard Rock, una apuesta segura, pero en donde nos dijeron que habíamos de esperar alrededor de una hora para que nos diesen mesa, y ya eran casi las once de la noche.

Estábamos muy cansados y dada la situación veíamos imposible cenar a una hora decente en Times Square, así que decidimos volver hacia nuestro hotel y probar a cenar en un local situado al lado de este que veíamos cada mañana y que ya nos había llamado la atención desde el primer día, Brother Jimmy’s BBQ (181 Lexington Ave). Y fue todo un descubrimiento, un local muy bien decorado en donde comimos de maravilla con unas raciones enormes y muy bien de precio, y donde se puede terminar el día también tomando unas copas.  

Por cierto, me pidieron la documentación al entrar y eso, después de haber pasado los 30, me pareció todo un cumplido!

Y cuando terminamos, a solo dos minutos del local, nos esperaba por fin nuestra habitación del Ramada. 



  
   
        
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