De Atenas a Estambul. Cambiamos de país.


Jueves 15 de Octubre de 2015

Nos esperaba un día de traslados, de cambio de ciudad y de cambio de país. Empezaba la segunda parte de nuestro gran viaje del 2015, la semana que habíamos destinado a conocer una parte de Turquía; Estambul y la Capadocia. Y no empezaba del todo bien...



Era la segunda vez que planeábamos un viaje a Turquía. Ya un año antes, en octubre de 2014, nos planteamos este mismo viaje (sin la parte griega), pero nos vimos obligados a cancelarlo y desde entonces tenía una carpeta llena de papeles con rutas por Estambul y mapas de los valles de la Capadocia, que me recordaban que tenía que intentar volver a ir lo antes posible.

Y ahí estábamos, en octubre de 2015, con unos vuelos comprados de Atenas a Estambul y con las noticias que desde cinco días antes (estando aún en Santorini) nos llegaban desde España del atentado que acababa de producirse en Ankara, y que acabó con la vida de 128 personas y dejó heridas de gravedad a mas de 250. 

Sin duda sabíamos que no era el mejor momento para viajar a Turquía, pero también sabíamos que quizás ese buen momento que esperábamos no llegase en años. Desde que estando en Santorini nos enteramos del atentado barajamos muchas opciones, entre ellas comprar un vuelo de vuelta a Madrid desde Atenas y prescindir de la segunda mitad del viaje. Pero decidimos dejar pasar los días, y esperar a este jueves para tomar una decisión en el mismo aeropuerto. Estando sentados a la espera de facturar las maletas os puedo asegurar que aún no teníamos decidido al 100% que hacer. Ahora, después de haber estado allí, de haber disfrutado del país y de saber que la situación por desgracia parece ir cada vez a peor tras los siguientes atentados de Estambul y Ankara, nos alegramos de haber tomado la decisión de viajar. 

Esa mañana nos despedimos de Atenas demasiado pronto y en nuestro Toyota Aygo recorrimos los kilómetros que nos separaban del Aeropuerto. Como siempre la devolución del coche fue de lo mas sencilla y tras entregar las llaves nos dispusimos a facturar la maleta con destino a Estambul

Mientras esperábamos en la cola de facturación tuvimos la suerte de conocer a dos parejas, mexicanos y argentinos, que llevaban semanas viajando por Europa (por separado). Después de las presentaciones y de descubrir que las tres compartíamos nombre (ya es casualidad), comenzamos a charlar sobre las ciudades que ya habían visitado en Europa y las que aún tenían pendientes, sobre la situación que podríamos encontrar en Estambul (ellos también andaban preocupados) y sobre las ganas que nosotros teníamos de visitar sus dos países (esperamos que dentro de poco podamos ir al menos a uno de ellos). 

Y entre charlas la espera se hizo mas corta y en nada embarcamos en el que sería nuestro primer vuelo con Pegasus Airlines (después de este vendrían tres mas). A pesar de ser una aerolínea lowcost nos pareció bastante buena, no tuvimos problemas ni en este ni en los siguientes vuelos y el espacio entre asientos no me pareció que tuviese demasiada diferencia con otras compañías que hemos utilizado anteriormente. 

El vuelo apenas duró hora y media y a la una y media estábamos desembarcando en el Aeropuerto de Sabiha Gokcen de Estambul. No llevábamos contratado ningún transporte para llegar al hotel, los precios de los shuttles privados nos parecían elevadísimos y de los colectivos no nos gustaba la idea de tener que recorrer varios hoteles antes de llegar al nuestro para dejar a otros pasajeros. Ya bastante largo era el trayecto hasta la ciudad como para además añadirle mas tiempo extra. 

Así que llevábamos la idea de coger un taxi hasta que justo cuando llegamos a la parada nos encontramos con nuestros compañeros de vuelo mexicanos buscándonos para compartir el viaje. Mas de una hora tardamos en llegar a Estambul desde el aeropuerto, casi lo mismo que en el vuelo de Atenas a Estambul, y fue entonces cuando empezamos a ser conscientes de la locura de tráfico que hay en la ciudad. Llegamos a tener "miedo" por momentos cuando a nuestro taxista le dio por entrar en algunas calles en sentido contrario y además conseguir que los que iban en la dirección correcta se apartasen para dejarle pasar. Pero sobre todo cuando en la autovía a nuestro conductor no se le ocurrió nada mejor que ojear un mapa mientras conducía a toda velocidad y, por un frenazo brusco después de oir a Miguel Ángel gritar para avisarle, casi nos empotramos con el coche de delante. Una locura.

Nos cobró 160 liras por el trayecto, que al dividir entre las dos parejas quedó en sólo 80 liras (24,80€). 

Al llegar al Erboy Hotel nos recibieron, como ya conté, invitándonos a una charla informativa sobre las atracciones turísticas de la ciudad, que rechazamos porque estábamos cansadísimos y lo único que queríamos era llegar a nuestra habitación. 

Habitación en el Erboy Hotel de Estambul (Fuente: www.pasazade.com)

Eran casi las cuatro de la tarde y aún no habíamos comido, así que tras instalarnos y dejar el equipaje, decidimos optar por la opción fácil y comer en el mismo restaurante de nuestro hotel que es también uno de los restaurantes mas recomendados de la ciudad, el Pasazade Restaurant

Pasazade Restaurant (Fuente: www.pasazade.com)

La verdad es que a pesar de ser tan tarde no tuvieron inconveniente en atendernos y allí tuvimos nuestro primer contacto con la gastronomía otomana. Comimos bastante bien y probamos por primera vez las delicias turcas, que nos ofrecieron gratuitamente para acompañar los cafés. No fue barato, pero nos aplicaron un descuento por estar alojados en el mismo hotel que compensó un poco el precio final. 

Podríamos haber dedicado el par de horas de luz que aún nos quedaban esa tarde para comenzar a recorrer Estambul, pero subimos a la habitación a descansar "un rato" tras la comida y nos dormimos. Ese rato se convirtieron en casi tres horas que fue el tiempo que tardamos en despertarnos de la "siesta" y dadas las horas que eran ya, decidimos dejar nuestro primer contacto con Estambul para la mañana siguiente.

Y fue estando en la habitación del hotel cuando por primera vez escuchamos la llamada a la oración. Sería la primera vez de muchas otras que vendrían en los siguientes días, cuando desde cualquier punto de la ciudad, escuchásemos varias veces al día ese impresionante y sobrecogedor canto.

Fue un día de tránsito en el que "descansamos" de la cámara y del que apenas tenemos fotografías. Dedicamos el resto de la tarde a descasar, a ordenar el equipaje y como habíamos comido tan tarde, ni si quiera bajamos a cenar. A la mañana siguiente amanecimos muy temprano, completamente recuperados para comenzar con ganas a conocer a Estambul

PUEDES LEER EL RELATO COMPLETO DEL VIAJE:


  
   
        
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