Hallstatt, el pueblo más bonito a orillas de un lago.

Sábado 21 de Junio de 2014 (Tarde)

Sabíamos que Hallstatt nos iba a gustar, pero no imaginábamos cuanto hasta que llegamos allí. Habíamos visto montones de fotografías del que es considerado “el pueblo más bonito a orillas de un lago” pero la realidad superó nuestra imaginación.


En el centro de Hallstatt no está permitida la circulación de vehículos con lo que al llegar tuvimos que buscar un parking donde estacionar el coche. Desde el hotel donde íbamos a pasar la noche, un sitio precioso por cierto, nos habían mandado varios mails antes del viaje informándonos de la situación de los parkings y de la opción de tomar el shuttle gratuito que nos ofrecía el hotel para desplazarnos desde el parking hasta nuestro alojamiento.

Son varios los estacionamientos que hay en Hallstatt, todos situados junto a la carretera principal, y señalizados perfectamente (P1, P2 y P3). En los paneles se indican las plazas disponibles pero los residentes que se van a alojar en el pueblo (como era nuestro caso) deben aparcar en el parking habilitado para ellos para poder beneficiarse del descuento de residentes, y tomar el shuttle en el caso de que el hotel en cuestión lo ofrezca. En nuestro caso, los shuttles del Seehotel Grüner Baum pasaban cada 15 minutos y cuando llegamos ya había uno esperando trasladarnos al hotel.


Seehotel Grüner Baum

Este hotel fue un capricho que nos dimos en este viaje, aunque antes de reservarlo miramos varios alojamientos y todos tenían unos precios elevadísimos (Hallstatt no es un pueblo nada barato). 155 € nos costó la noche pero merecieron la pena porque el hotel resultó precioso y la ubicación no pudo ser mejor, a orillas del lago y en la plaza principal de Hallstatt.

La Marktplatz nos pareció totalmente de cuento, rodeada de casas preciosas decoradas con balcones llenos de flores, terrazas de restaurantes y una fuente en la parte central.

Markplatz en Hallstatt

Nada más instalarnos salimos a pasear por la calle principal, a entrar en tiendas, a comprar recuerdos y a buscar esas vistas del pueblo que habíamos visto tantas veces antes de llegar allí.

Vista general de Hallstatt

Justo al lado de nuestro hotel visitamos la Iglesia de Saint Mary y continuando nuestro paseo llegamos a la Iglesia Pfarrkirche, uno de los lugares más conocidos de Hallstatt por el osario que se encuentra en el recinto de la Iglesia junto al cementerio, en el que se apilan cientos de huesos y cráneos. Incluso en el paseo hasta llegar a la conocida Iglesia nos encontramos rincones tan bonitos como estos...



Camino de subida hacia el cementerio y la Iglesia Pfarrkirche

Lo curioso del osario de Hallstatt es que todos los cráneos que se encuentran allí expuestos están pintados y decorados. Parece ser que debido a las pequeñas dimensiones del cementerio, cada cierto tiempo era necesario trasladar algunos de los restos a este lugar y para identificarles, se les pintaba el nombre en el cráneo.  

Osario

Osario de Hallstatt

El cementerio está situado en un lugar precioso a cierta altura, lo que permite disfrutar desde allí de unas preciosas vistas del lago.

Vistas del lago desde el Cementerio de Hallstatt y la Iglesia Pfarrkirche

Cementerio de Hallstatt

Por la tarde alquilamos una barca eléctrica durante una hora para recorrer el lago y disfrutar de unas vistas diferentes del pueblo desde el agua. Apenas nos costó 10 € el alquiler y disfrutamos un montón del paseo, y del paisaje que nos rodeaba.

Vistas de Hallstatt desde el paseo en barca

En el pueblo todo está cuidado hasta el máximo detalle; las casas son perfectas, con sus embarcaderos junto al agua y sus balcones decorados con flores, todo parece estar situado en el lugar adecuado y la ubicación del pueblo entre las montañas y a orillas del lago es imposible de mejorar.

Casas en la ladera de la montaña

Por la noche cenamos en el restaurante de nuestro hotel y nos fuimos a dormir con la sensación de haber pasado poco tiempo allí. Nos hubiese gustado quedarnos un día más sólo para descansar, pasear y disfrutar de la naturaleza y del entorno en el que estábamos.

Paseando junto al lago 

Hallstatt es uno de esos pequeños rincones del mundo que te encuentras en el camino casi por sorpresa, y que quedan para siempre grabados en la memoria.


Para nosotros quizás sea el pueblo más bonito que hayamos visitado nunca y sabemos que algún día volveremos a disfrutar de este pequeño lugar alejado de todo entre montañas.



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