Que ver en Atenas (Día 1): Agora Antigua, Monastiraki, Plaza Sintagma y Licabeto.

Martes 13 de Octubre de 2015

Llegar a Atenas desde Kastraki nos llevó toda la mañana. Unos 360 km nos separaban del Central Hotel de Atenas, donde nos alojaríamos las siguientes dos noches.  Unas cinco horas tardamos incluyendo el tiempo que dedicamos a una parada en un área de servicio poco antes de llegar a Atenas, donde comimos muy, muy mal, pero que al menos nos sirvió para descansar un poco y desconectar de la carretera.


Y es que ya va siendo hora de que hable de la conducción en Grecia. Realmente los días que pasamos en Santorini no notamos nada demasiado fuera de lo normal, salvo la dificultad de conducir por las calles estrechas y llenas de curvas de la isla, pero una vez en la Grecia continental, la cosa cambió.

Es difícil decir que me llamó mas la atención, si los continuos adelantamientos por la derecha, el que los coches se saltasen los semáforos, ver a prácticamente todos los motoristas sin casco, o el continuo uso del arcén como si de un carril mas se tratase. 

Al final nos acostumbramos, o eso creímos hasta que llegamos a Atenas y el encontrar el parking de nuestro hotel se convirtió en una peligrosa aventura. En ese momento pensamos que la idea de volver a sacar el coche esa misma noche para ascender a la Colina Licabitos no era demasiado buena, aunque al final nos arriesgamos.

El Central Hotel resultó estar muy bien ubicado. Lo elegimos porque contaba con parking propio, además de por la situación y por las preciosas vistas que habíamos visto que tenía la terraza situada en su azotea. 

Terraza del Central Hotel Atenas 

Después de instalarnos, sobre las cuatro de la tarde, salimos a tener nuestro primer contacto con la capital griega, y mentiría si dijese que esa primera impresión fue buena. Mas bien todo lo contrario.

Como era ya bastante tarde, decidimos visitar algunos de los lugares de interés mas cercanos a nuestro hotel, y empezamos la ruta dirigiéndonos al Ágora Romana, centro de reunión de la antigua Grecia,  y a la vecina Torre de los Vientos, completamente en obras y cubierta de andamios. Ni que decir tiene que no entramos a visitarla, teníamos poco tiempo para la ciudad y no pensábamos perderlo contemplando andamios y lonas verdes. Ni una foto decente fuimos capaces de sacar de la zona.

No habíamos empezado muy bien la tarde, aunque las visitas irían mejorando según avanzasen las horas. 

Continuamos el paseo hacia la vecina Agora Antigua y una vez allí, dudamos si entrar pues era ya algo tarde. Al final compramos la entrada, por 12 € y que nos permitiría acceder durante cuatro días consecutivos a la Acrópolis, al Templo de Zeus, o al Teatro de Dionisio, entre otros monumentos.


Y aquí casi nos faltó tiempo para recorrer todo el Agora Antigua, centro de la vida social y política de la antigua Atenas y que es, junto a la Acrópolis, una de las visitas imprescindibles en la ciudad.

Siguiendo la señalización de un plano que nos dieron con la entrada, fuimos recorriendo todo el recinto comenzando por el Templo de Hefesto.

Templo de Hefesto en el Ágora Antigua

Observamos decenas de esculturas durante el recorrido y para terminar nos acercamos al Museo del Ágora Antigua donde no pudimos estar demasiado tiempo.



Queríamos dedicar cada uno de los atardeceres que íbamos a pasar en Atenas, a una de las dos colinas de la ciudad (Licabeto y Filopapo). Este primer día nos acercaríamos a la primera de ellas, la mas alejada del centro de la ciudad, en nuestro coche desde el hotel.

En el camino de regreso al parking pasamos por uno de los barrios mas conocidos de la ciudad, Monastiraki,  un barrio lleno de callejuelas repletas de tiendas. Monastiraki es una de las zonas mas comerciales de la ciudad, y durante nuestra estancia en Atenas recorrimos varias veces sus calles.


 
Apenas tardamos diez minutos en coche desde nuestro hotel y, un poco antes de la puesta de Sol, estábamos ya en la cima de la Colina Licabeto. La verdad es que el rato que pasamos allí lo recuerdo como uno de los que mas disfruté en Atenas.

Estar en Licabeto fue como salir de la ciudad, dejar atrás el caos y el tráfico para entrar en un gran bosque de pinos, desde donde incluso divisábamos el mar. 

Teníamos una panorámica completa de toda la ciudad ante nosotros, así que colocamos el trípode junto a un banco, y nos sentamos a esperar la puesta de Sol. Momentos así hacen especial un viaje...


Atardecer desde la Colina Licabeto

Y vimos encenderse la luces de Atenas, e iluminarse la Acrópolis...


Vistas desde Licabeto

Nos costó marcharnos de allí porque estábamos realmente bien sentados en aquel banco, pero a pesar de haber anochecido ya, apenas era media tarde y aún teníamos algo que hacer.

Regresamos al parking del hotel para dejar el coche estacionado (hasta dos días más tarde) y dando un corto paseo llegamos al centro de la ciudad, la Plaza Sintagma

Plaza Sintagma

En uno de los laterales de la Plaza, se encuentra el Parlamento y junto a él, dos guardias con una vestimenta cuanto menos curiosa, custodian la Tumba del Soldado Desconocido. Cada hora en punto se produce el cambio de guardia y nosotros llegamos en el momento justo de presenciar el acto.

Cambio de Guardia en la Plaza Sintagma

Apenas duró unos minutos y cuando nos disponíamos a marcharnos a cenar nos encontramos con un buen grupo de gente que, con pancartas en sus manos, coreaban a voces algo que no supimos entender.

Manifestantes en la Plaza Sintagma

La Plaza Sintagma es seguramente una de las mas importantes de la ciudad, siempre está repleta de gente y es el principal lugar de manifestaciones en la capital griega. Estando en Grecia en 2015 y con la situación que estaba viviendo el país, difícil era no encontrarnos en algún momento con una situación como ésta.

Antes de volver esa noche al hotel, cenamos en un McDonalds (un clásico en cualquier viaje), en la misma Plaza Sintagma



  
   
        
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